05 junio 2011

LEANDRO DÍAZ: EL REY DE 'LA DIOSA CORONADA'

A pesar de la ceguera y de una audición débil, el compositor de los versos de Matilde Lina, Leandro Díaz, aún tiene muy viva su memoria. La aparición de su verso en millones de ediciones de ‘Cien años de soledad’ lo inmortalizan como juglar.

“La luz y yo somos enemigos”, dice Leandro Díaz. La frase, poética y amarga, se expande por la sala de la casa en Valledupar, donde el legendario juglar vive aún con la aureola de los hombres que han tocado la buena fama. La expresión no aparece en sus canciones, ni siquiera en las inéditas, según afirma Ivo, su hijo, sino que surge en esta tarde que se desdibuja lentamente detrás de los cerros, más allá de montes y llanuras.


Leandro Díaz, el compositor del epígrafe de ‘El amor en los tiempos del cólera’

Su ceguera de siempre está acompañada ahora de una audición débil que lo obliga a exigir la cercanía de los interlocutores a pocos centímetros de su oreja izquierda. Ya no abre los ojos como en otros tiempos, cuando mostraba parte de sus pupilas muertas. Apenas hilillos de agua como lágrimas, que nacen de pestañas ocultas, demuestran que ahí están los sentimientos de toda una vida que el canto y la composición aproximaron a la leyenda.

Aquí está, sentado en una silla de mimbre, moviendo los dedos como si quisiera acompasar la cadencia de las palabras con el sonido leve sobre la madera. Entre frase y frase, revela su sentido del humor que en ocasiones festeja con una inmensa carcajada. “Sé que existe el sol porque me quema”, afirma.

Leandro, este hombre que nació el 20 de febrero de 1928, ya no posee la reciedumbre que lo hizo famoso en la región. A sus tanteos naturales en busca de los espacios libres se suman los estragos de los años y el efecto de enfermedades que aparecen sin avisar. Pero su memoria está intacta. Por eso recuerda el destino de La diosa coronada, canción que habría de universalizarlo a través de una obra literaria: El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez.

Gabo sabía de Leandro no sólo por sus ancestros guajiros, sino por los múltiples caminos que debió transitar por aquellas tierras en las que el canto vallenato forma parte de la cotidianidad. En la década del cincuenta, cuando la canción comenzó a escucharse a lo largo de las sabanas del Caribe, el autor de Cien años de soledad vivía preocupado por la construcción de un mundo paralelo, Macondo, cuya historia descrita en su obra más emblemática la comparó con un vallenato de trescientos cincuenta páginas.

En esa época quedó grabada en su memoria la historia de la diosa que mueve el caderaje para que el rey se ponga más engreído. El compositor recuerda que, en su época de adolescente, sus tías leían por toda la casa los cuentos de hadas asomadas en ventanitas o mezcladas entre emperadores y princesas. Con esas historias de fábula que golpeaban sus oídos, supo de la llegada de una hermosa joven que, a sus 16 años, despertó la admiración del pueblo.

Entonces, se acercó con el propósito de ser su amigo, pero fue rechazado. Leandro era un forastero que, meses atrás, había llegado a Tocaimo, un corregimiento del municipio de San Diego (Cesar), en cuyas orillas del caudaloso río que lleva su nombre se sentó varias tardes para preguntarse, a través de palabras que resultaron versos, por qué la muchacha que alcanzó a dibujar en las duermevelas del atardecer se creía una diosa coronada. Así nació la canción.

Entrevista a Josefa Guerra Y Leandro Diaz, protagonistas de la canción La Diosa Coronada.





En 1985, tres años después de haber ganado el Premio Nobel de Literatura, García Márquez publicó El amor en los tiempos del cólera con el siguiente epígrafe que sucede a la página dedicada a su esposa Mercedes: “En adelanto van estos lugares: ya tienen su diosa coronada”. Y en la parte inferior, el crédito al autor: Leandro Díaz. –¿Qué recuerda de eso, Maestro? –Que la novela de Gabo se iba a llamar La diosa coronada, como la canción –explica–. Él me conoció en el año en que se creó el departamento del Cesar y la canción que más le gustó fue esa. –¿Le han leído la novela? –No. En ese entonces mis hijos no tenían tiempo. Pero sí me leyeron la más importante: Cien años de soledad.

El nombre de García Márquez lo obliga a reacomodarse en la silla. Pareciera reconocer que sus relaciones con el Nobel y la aparición de su verso en millones de ediciones de una novela famosa, constituyen el sello de garantía de su condición de juglar, moldeado por la melancolía de una vida en penumbras, pero también por el toque de una alegría expresada en metáforas y estrofas.

Por eso se detiene en Cien años de soledad y evoca, mediante las imágenes que desfilaron por su imaginación después de haber escuchado la lectura de las primeras páginas, el regreso de los gitanos a Macondo y el anuncio de Melquíades de que la ciencia había eliminado las distancias.

Leandro Díaz asocia la escena de la novela, que grabó para siempre en su memoria, con su idea de ser clarividente, no sólo para saber dentro de cuántas horas la lluvia caería sobre los arrozales secos, sino para ir de pueblo en pueblo descifrando el futuro a través del recorrido de sus dedos sobre la palma de las manos de su clientela ansiosa.

Pero fue una gitana –como la que llevó Melquíades a Macondo– sentada en el extremo de la aldea, sin catalejo y sin carpa, la que lo obligó a desistir de su empeño de ser un gran prestidigitador.


Entre soledades y cegueras


Cuando la leyenda comenzó a abrirse por los pueblos remotos del Caribe, afirmaron que el autor de La diosa coronada había nacido en una finca del sur del Magdalena, pero él aclara que nació en Hatonuevo, un pueblo de la Baja Guajira ubicado en mitad de la serranía del Perijá y la Sierra Nevada de Santa Marta, que alcanzó la categoría de municipio en 1994 en medio de la fiebre carbonífera de El Cerrejón.

También aclara que su más grande amor fue Matilde Lina, la mujer que le provocó innumerables insomnios y la que sirvió de inspiración para organizar las letras de una de las canciones más representativas del folclor nacional. Leandro admite que aquella mujer, que al caminar hacía sonreír la sabana, fue un milagro musical: Un mediodía que estuve pensando (bis) En la mujer que me hacía soñar Las aguas claras del Río Tocaimo Me dieron fuerzas para cantar. Llegó de pronto a mi pensamiento Esa bella melodía…

Escuche una de las mejores versiones de ‘La diosa coronada’ interpretada por Carlos Vives y la Provincia.





Por: Jaime de la Hoz Simanca

25 mayo 2011

Festival Vallenato en Roma, Italia


Concierto de Carlos Vives y la provincia en el año 2009. Milano, Italia.



Con el objetivo de fomentar internacionalmente el folclor vallenato el Consulado de Colombia en Roma, Italia, cursó invitación a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata para que se haga presente en el Primer Festival Vallenato Europeo que se realizará los días 1 y 2 de julio.


El presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, Rodolfo Molina confirmó la asistencia para respaldar a este evento cultural y anunció que asistirá el nuevo Rey Vallenato, Almes Granados Durán y Los Niños del Vallenato de la Escuela Talento Vallenato ‘Rafael Escalona Martínez, tal como lo solicitó el Consulado de nuestro país en Roma.

Cabe anotar que la delegación vallenata partirá el 27 de junio y cumplirá una apretada agenda a partir del 29 de junio a las 10:00 de la mañana asistiendo a una Audiencia Papal. En el acto su Santidad Benedicto XVI saludará desde su estrado y se interpretarán varias canciones. Se tiene previsto que cuatro personas de la delegación vallenata saluden de mano a su santidad.

Para el 30 de junio a las 6:00 de la tarde se hará una presentación musical que organiza la Embajada de Colombia ante la Santa Sede. El embajador César Mauricio Velásquez, ofrecerá un coctel de bienvenida y asistirán embajadores, personalidades de la curia vaticana e invitados especiales.

El día 1° de julio se inaugurará el Primer Festival Vallenato Europeo y antes del concurso se presentará el Rey Vallenato Almes Granados, Los Niños del Vallenato de la Escuela ‘Rafael Escalona Martínez y la Escuela de Danzas del grupo Ballet Azúcar de Cali, entre otros.

Dentro de la gira también se incluye recibimiento a la delegación vallenata por parte del alcalde de Roma, Gianni Alemano, acto de inauguración de obras de artistas colombianos en el Salón de Arte ‘Domus Talenti’ y presentación en la ciudad de Florencia.

Finalmente la delegación vallenata será invitada a los diferentes sitios de interés de la ciudad de Roma como: Coliseo Romano, Arco de Constantino, Foro Imperial, Templo de Diana, Mercado Troyano, Monumento Victorio Emanuel, Templo de Adriano, Piazza Venezia, Panteón, Fontana de Trevi, Piazza Trinita del Monti, Piazza di Spana, Piazza de Popolo y Museo Vaticano, entre otros.

El regreso desde Roma, de la delegación vallenata inicialmente está previsto para el domingo 9 de julio, indicando que se puede prolongar si surgen nuevas invitaciones aprovechando su estadía, contactos que adelanta en estos momentos el Consulado de Colombia en ese país.

Esta gira por Europa es producto del trabajo serio, intachable y eficiente que cumple la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata y permitirá que sus músicos expandan la música vallenata, llegando hasta los oídos de su Santidad Benedicto XVI, quien escuchará en la voz de Almes Granados y de los Niños del Vallenato de la Escuela Rafael Escalona Martínez, las historias de nuestros queridos compositores que nunca pensaron que esos pueblos y personajes, perdidos en la geografía nacional, llegaran tan lejos.



http://www.festivalvallenato.com/


05 mayo 2011

Santander Durán Escalona. ¿Quién le graba a Durán?


Santander Durán Escalona, para muchos el mejor compositor del denominado "vallenato moderno". Su rigor narrativo demuestra que, antes de que la llamada "nueva ola" contaminara ese género vernáculo, hubo propuestas auténticas, de gran factura literaria, que constituían un paso adelante en lo que plantearon los patriarcas del folclor.

Compositor de numen alucinado y verso de gran vigor. Sus canciones son un verdadero portento de armonía musical y mensaje. Heredero del estilo romántico y lírico de Gustavo Gutiérrez pero también de la savia narrativa de su tío Rafael Escalona. Nació en 1944 en Valledupar. Hijo de Santander Durán Gómez y Abigail Escalona. Es ingeniero agrónomo. Con su hermana, Estela grabó varias producciones cantando temas románticos. Ganó cuatro veces el Festival Vallenato, galardón que nos da un referente de sus calidades autorales. En el 2006 ganó la versión Rey de reyes. En 1999 fue descalificado en la final por no presentarse a tiempo con la canción Los hijos del café cuando se auguraba otro título a su ya crecido sortilegio de honores. Ganó en Villavicencio en 1985 el Centauro de Oro del Festival Nacional de la canción con el paseo Bajo la luna.


Escuche una muestra de canciones de la autoría del compositor en mención. También puede ver un documento en video sobre dos de los mas grandes compositores del vallenato moderno, Gustavo Gutierrez y Santander Durán.


Al ganar en el festival vallenato versión rey de reyes con la canción “Entre cantores”, hermosa evocación de una noche musical entre auténticos amigos, Santander Durán Escalona se reafirma como el más grande compositor de su generación, el genio que le ha descifrado las fórmulas secretas a la alquimia del vallenato, que ha logrado una deslumbrante simbiosis entre la propuesta romántica y la narrativa, que ha llevado sus letras al límite de la perfección lírica y gramatical, el mismo que ya había ganado el festival en tres ocasiones anteriores.


Lo ganó la primera vez con “Lamento arhuaco”, cuya segunda estrofa dice:

“Fueron guerreros de raza valiente
que derrotada ante el invasor

huyó del valle donde la muerte
iba a caballo conquistador”


Aunque fue compuesta a principio de los setenta, la canción no pierde vigencia, y más en un medio como el vallenato, que ha desatendido su esencia raizal de serranía y río de piedras para convertirse en el adefesio que escuchamos en las emisoras. “Lamento arhuaco” asume la voz de nuestro hermano mayor, el despojo histórico de que ha sido víctima hace siglos por el invasor español y hoy día por ciertos terratenientes de la región.


Luego, en 1987, Durán Escalona gana con “La canción del valor”:

“Invoco a los espíritus del viento
de la guerra, de la paz y del amor
a la sombra de los antepasados
y a la poesía futura de un cantor
para que cante la gesta de mi pueblo,
cuando no exista ni el eco de mi voz,
y hayan pasado los siglos,
y la historia no sea contada por el conquistador”


Durán Escalona demuestra aquí una vez más su oficio en la filigrana de componer un buen vallenato. También con voz indigenista, cuenta del sacrificio de los tupes, asumiéndolo con un manifiesto valiente y desafiante, enmarcándolo en una melodía exuberante, cargada de emociones.

En su tercera victoria Durán Escalona sorprende con un son, “Cantares de vaquería”, un relato de la epopeya del ganado, cuando salían los vaqueros a atrapar a los cimarrones por los territorios del Magdalena grande.

“Salimos de madrugá!

Salimos de madrugá!

para cruzar los esteros,
con el sol de los venaos
porque dicen que de noche se aparece en el sendero
el toro de cachos de oro y de los ojos coloraos”

Un par de días antes de que se conociera el resultado del concurso “Rey de reyes” de la canción inédita, el enviado especial de este diario, Juan Carlos Díaz, publicaba un interesante artículo sobre la desaparición del vallenato protesta, género del cual Durán Escalona es un insigne exponente, no sólo por las canciones mencionadas, sino por “La bananeras” y muchas otras. Allí decía Durán Escalona que no volvía a entregar una canción a un grupo vallenato.

Es de entender. No sólo hay indiferencia hacia sus canciones, sino que se graban de la manera ligera con que se interpreta el vallenato de hoy día.


Aun así, sorprende que los cantantes se quejen de falta de buenas composiciones y terminen grabando verdaderos esperpentos.

Santander Durán Escalona continúa su propio camino, que no es otro que el de la salvación del vallenato: su letra constituye un progreso dentro de la propuesta inicial de los viejos juglares, y al mismo tiempo está dotada de un rigor lingüístico que jamás traiciona los postulados de la raigambre del género.


Canciones como “No vuelvo a Patillal” y “Río Badillo” surgieron del festival. En esos tiempos, cantantes como Jorge Oñate se peleaban las canciones. Hoy cunde la indiferencia, que no es sólo hacia el más grande de todos, autor de “Ausencia” y “Cerro Murillo”, sino hacia la esencia del verdadero folclor. Por eso desde aquí les lanzo el reto a Oñate, a Zuleta, a Villazón, o a los más jóvenes, los talentosísimos Manjarrez y Dangond: ¿quién es lo suficientemente valiente para grabar esta canción?


Fuentes: http://www.laesquinadelcine.com/ , http://www.solovallenato.com/



29 abril 2011

EL VALLENATO SI ESTÁ EN RIESGO


ROSENDO ROMERO


El vallenato está en su mejor momento por el auge comercial que tiene con el cine TV, prensa escrita y hablada, programas radiales, espectáculos nacionales e internacionales, festivales, escuelas, literaturas, etc. Pero esto no quiere decir que no esté en riesgo. Cuando estuve de acuerdo con el catedrático Abel Medina Sierra me faltó aclarar y ampliar el concepto, bueno pues, se llegó el momento de hacerlo, ahí les va:

¿Por qué está en riesgo el vallenato?

1) Los artistas, en su trayectoria comercial poco a poco se han ido apartando de las raíces folclóricas para darle paso a la innovación que persigue el éxito inmediato, o sea, para ellos conservar el vallenato tradicional tan solo fue un tránsito en su carrera como artista, la prioridad la tiene el éxito comercial, pregunto: ¿Cuáles de estos artistas graban son y puya en cada trabajo que hacen?. Ni Poncho Zuleta, Jorge Oñate, El Binomio de Oro de América, Silvestre Dangond, Peter Manjarrés, Jean Carlos Centeno, Silvio Brito, Beto Zabaleta, Los Gigantes, Los Chiches, Los Inquietos, Los Diablitos, Pipe Peláez, Omar Geles, Otto Serge, etc. Sólo Jorge Celedón hace la excepción. O sea que los mismos artistas están de espaldas a los cuatro aires, y lo que es peor, ya ninguno de ellos graba el paseo rápido, cuando yo pregunto cuál de ellos graba la puya y el son, daría la impresión, que por lo menos graban paseo y merengue nada más, mentira, si graban un merengue es mucho, algunos sólo graban puro paseo, si ustedes quieren verificar esta información analicen la trayectoria de estos artistas y la sumatoria de merengues es mínima y la de la puya y el son, en algunos, es nula.

2) La forma de percutir el ritmo vallenato. Los artistas vallenatos graban un paseo que es una fusión de paseo, chandé, merecumbé, fandango y porro. Imagínense, un cajero que arranca en ritmo de paseo y luego tiene que hacer todos estos cambios en una sola canción, o sea, el modo de percutir el vallenato está en riesgo. Las fusiones son experimentos, por lo tanto no deben remplazar los cuatro aires.

3) Los festivales. Yo me aburrí de ir a los festivales, porque se convirtieron en espectáculos públicos para mostrar a las grandes luminarias de la música vallenata y en realidad es porque ya yo no estoy para hacer una bulla, los concursos pasaron a segundo plano, la creatividad se ha ido poquito a poco alejando de estos eventos, que se crearon para defender lo vernáculo, en verdad así se ha hecho, pero se deben reestructurar, hacerle cambios que permitan recoger la experiencia de los años y la exigencia de la dinámica que el mismo evento genera, con relación a sus objetivos. Si ya es más importante la presencia de una estrella famosa para el evento, es porque los papeles se están invirtiendo, los intérpretes no lo son todo, hay otros sectores de la música que merecen la atención, parece que la responsabilidad de que estos eventos estén respaldando el comercio del vallenato se debe a unos asesores que no piensan en cambios futuristas, que más les interesa tener contentos a los organizadores y a su ego que hacer análisis serios que beneficien al sector.

Santander Duran Escalona dice que los festivales han fosilizado las escuelas de la digitación musical del gran Luis Enrique Martínez, Colacho Mendoza, Alejo Durán, Lisandro Meza, el tres veces Rey Alfredo Gutiérrez, Alberto Pacheco, Nafer Durán, el coloso Miguel López con algunos aportes hechos por los creativos tales como Beto Rada, Orangel el Pangue Maestre y Omar Geles, pónganse a pensar, 70 acordeonistas tocando las mismas puyas con los mismos pases en todas las categorías. Presumo que el público se cansó de escuchar siempre lo mismo y optó por divertirse con el show de los artistas de moda, de tal forma que hoy en día la gente no pregunta; ¿qué acordeonista es favorito?, sino: ¿qué artista se va a presentar? Y agregan, si no viene fulano de tal, este festival va a quedar malo. Mostrar otras atracciones en el festival es bueno, pero no deben estar por encima de los propósitos del evento, que es mostrar el vallenato puro y a las nuevas generaciones.

Deberían hacer un festival para conjuntos estrella, o mejor dicho, ya hay un festival para conjuntos, el de Riohacha, pues dejen los otros para el concurso de nuevas figuras o por lo menos en los festivales, a cada agrupación que se presente se le debería exigir tocar los cuatro aires. Los conjuntos todos andan que se las pelan por presentarse en el festival, bueno, que sea una norma, todo el que pisa la tarima debe cumplir este requisito. Un muchacho demora un año ensayando para ganarse un festival y después que se lo gana y va a hacer una grabación no toca una sola pieza con la cual se ganó la corona. Los festivales son exitosos por la calidad de los participantes y por la misma magia del vallenato, también por el tesón y experiencia de algunos organizadores de los festivales, pero al final de cuentas, como acabo de explicar, todos le fallan al vallenato, por lo ya antes explicado.

4) Los compositores. La supremacía de lo comercial sobre lo auténtico en todos los festivales de la Guajira y el Cesar hacen que el compositor sea tratado como la Cenicienta del folclor (frase de Abel Medina Sierra), no hay conciencia ni conocimiento de los valores, pues si esa es la materia prima, por qué hacerla a un lado. Pregunto: ¿a qué van las grandes estrellas del vallenato? Respuesta: “A cantar las canciones de los compositores”.

Es un hecho que al compositor que no se le grabe hoy en día, prácticamente vuelve al anonimato. La no inclusión de los compositores clásicos, sacó de circulación al vallenato tradicional, para darle paso a las fusiones con el cuento aquel de que todo evoluciona y que hay que darle oportunidades a las nuevas generaciones. Esta es la frase de batalla de los defensores de las casas disqueras, evolución sí; oportunidades para los jóvenes, sí; pero que sea en beneficio de nuestra música, no en perjuicio de ella. Las canciones de los nuevos compositores suenan uno o dos meses, luego pasan al cuarto del olvido, tal como si nuestra música fuese desechable, en realidad si las canciones son monotemáticas y en un solo aire, los compositores las están sacando en serie y la superproducción de vallenato es tanta que hay canciones de muy buena calidad que no alcanzan a quedarse en el público, porque apenas empiezan a sonar, hay treinta empujando para sonar ellas, creo que estamos hablando de control de calidad, que no se ejerce. Las canciones de los compositores clásicos, algunas, tienen más de sesenta años y aun siguen en la simpatía del público.

Mi amigo Adrián Villamizar expresó su angustia con un merengue de hermosa construcción melódica y literaria en el festival vallenato 2010 con el título de “Si no se canta se olvida”, una auténtica defensa nacida del más profundo sentir vallenato, en el desespero por hacer algo. Ocupó el tercer lugar, logro cantar para todo el país su proclama, pero este espadachín del verbo sabe de sobra que si le presenta esta canción a un artista de moda, si se la graban es por milagro de Dios que nos quiere ayudar, porque a los artistas para nada que les interesa la cultura y el arte tradicional, acaso han visto ustedes, alguno de ellos dictando una conferencia sobre folclor. No, a ellos les interesa son los contratos el próximo fin de semana.

Por otra parte, la mayoría de los locutores no anuncian al autor de la canción, y cuando se refieren a compositores vigentes mencionan solo a los que están de moda. Pregunto yo: “¿Será que un legado pierde vigencia o es para toda la vida?”. Pregúntense por qué a compositores de reconocida calidad tales como Mateo Torres, Sergio Moya Molina, Daniel Celedón, Marciano Martínez, Rita Fernández, Edilberto Daza, Leandro Díaz, Adolfo Pacheco Anillo, Roberto Calderón, Deimer Marín, Beto Murgas, Julito Oñate, Santander Durán Escalona, Nicolás Maestre Martínez, Emiro Zuleta, Camilo Namén, Ildefonso Ramírez Bula, Nicolás Bolaños, etc., etc., hoy en día no están mostrando sus obras? Simplemente porque los intérpretes no los buscan, inexplicablemente los grandes intérpretes hicieron a un lado a esta gama de compositores que estaban en su mejor momento y aun siguen componiendo.

5) El riesgo más grande es el que corren los grandes maestros de la música vallenata; los viejos se van a morir sin ver que se les hace justicia,la mayoría ya se murió, las verdaderas joyas de este folclor, los tesos, los que hicieron todo esto para que ahora las grandes estrellas del vallenato se paseen hoy en burbujas con vidrios polarizados y se bajen en la suites de los grandes hoteles, los que legaron un montón de arreglos musicales que ampliaron el universo musical para que los festivales existieran. Hoy, los que quedan los vemos andar en mototaxi, por las calles a pie, algunos tienen como consuelo la posibilidad de dictar clases de acordeón y al menos con eso hacen escuela, porque en los grandes eventos se les ignora y no son mostrados como ejemplos de cómo se toca el vallenato para las nuevas generaciones y ¡claro! como los aplausos se los llevan las grandes estrellas comerciales, entonces los niñitos piensan que ese es el camino y que los tesos son los artistas comerciales y a esos son los que imitan y después se preguntan: ¿por qué el vallenato está perdiendo su colorido?

Pienso que el Ministerio de Cultura debe poner orden en todos los festivales de Colombia, reformar los estatutos de todos los festivales o al menos dar unas bases obligatorias y hacer que se respeten a las grandes glorias de la música colombiana, esto no puede seguir como caballo desbocado o como un barco a la deriva, el orden debe venir directamente desde el Ministerio de Cultura. Al final de cuenta, para eso se hizo, para organizar la cultura colombiana, básicamente se trata de lo siguiente: el vallenato comercial se está engullendo al vallenato auténtico, necesitamos el comercio, pero como vehículo para difundir al vallenato auténtico, no lo contrario. Tener el vallenato auténtico para difundir un comercio como negocio lucrativo para los disqueros y los artistas vallenatos y los grandes empresarios de espectáculos. Es obvio que al aspirar el reconocimiento de la UNESCO para el vallenato a nivel mundial, aspiramos que nuestra música se cante en otros idiomas, así el espectro comercial se ampliará. Entonces pongámonos las pilas: ¡A proteger el Vallenato!

6) La narrativa en el vallenato no está en riesgo, ya hace rato que desapareció, por ahí quedan una que otras canciones que son como el humo del tabaco que ya se apagó.
El vallenato es como un árbol, algunas de sus ramas ya están secas, salvemos al árbol y podrán salir nuevas ramas con características similares, basadas en su tradición y en su base melódica y literaria.

7) La piratería es una enfermedad terminal, la música pasó a ser artículo de esquina, con almacenes en el suelo, de San Agáchate.

8) La carátula del disco. De allí desaparecieron la categorización de los aires, ya no aparece sino el título de la canción, antes decía: paseo, merengue, puya o son, ahora, intencionalmente, no lo ponen, para que las fusiones pasen como vallenato, porque, en realidad lo que vende es la palabra Vallenato.
a) Saludar a un ser querido que se encuentra lejos en un disco no creo que sea malo, o tal vez, al mejor amigo, a la novia, al esposo, a los hijos, tampoco es malo, pero sería mucho mejor si no se hace. Por lo general una sola canción trae de 10 a 20 saludos, pónganse a pensar lo harto que es escuchar ochenta saludos en un disco. Eso agrede la imagen de nuestra música a nivel mundial, pues a quien le interesa en Argentina quien es Pedrito Pérez allá en Perra Perdía, eso debe quedar para los eventos en vivo, uno o dos saludos por canción serían suficientes y eso, por consideración a los cuarenta años de estarse haciendo así.
b) En los festivales aquí, allá y acullá, todos los años presentan a los mismos artistas.
c) Las componendas y las mafias que se arman para favorecer a determinados concursantes apestan en algunos festivales, las juntas no son responsables, me consta, pero en otros las mismas juntas se amangualan.



Fuente: http://solovallenato.com/