24 septiembre 2010

MÚSICA DEL CARIBE COLOMBIANO


 
Muestra de varias canciones pertenecientes a diversos ritmos del caribe colombiano. Para navegar por el listado completo use las flechas ubicadas en la parte inferior derecha del reproductor





La música del área continental de la costa Caribe colombiana está representada por una gran variedad de ritmos en los cuales los aportes africanos entraron en consonancia con los aires europeos e indígenas. A partir del siglo XVI la influencia de la tradición africana impulsó profundas modificaciones en las nuevas tonadas, imprimiéndoles la vistosidad y el vigor propios de la gente raptada de África.Según su función, los ritmos del litoral Caribe pueden ser clasificados en: cantos de laboreo, entre los que sobresalen las zafras, las maestranzas y la vaquería; cantos ceremoniales, como el lumbalú, la zafra mortuoria y el bullerengue, y aquellos que son empleados en espacios de esparcimiento, como el mapalé, la cumbia y sus seis variantes, el paseo vallenato, el son palenquero y, recientemente, la champeta.El mulataje, es decir, la confluencia de tradiciones africanas y europeas de la música que se conformó y consolidó en el litoral, se manifiesta en los cantos de labor y en las zafras. En la cumbia y sus seis variantes se expresa de manera contundente el zambaje, es decir, la interacción de melodías indígenas con ritmos de origen africano. Estas confluencias de diversas tradiciones también emergen en los cantos vallenatos, como el son y el paseo, en los que el canto está reservado a comentar episodios y sentimientos.La cumbia, el mapalé y el bullerengue también conservan típicas peculiaridades musicales africanas. El ritmo de la cumbia, por ejemplo, está constituido por giros melódicos en terceros, propios de la música africana. En el mapalé resaltan el canto y el palmoteo de los intérpretes, quienes los alternan con las entradas de los tambores, que actúan en función coral. El bullerengue mantiene en mayor grado las retenciones de los estilos musicales africanos. El uso de ciertos instrumentos musicales, la existencia de bailes cantados, el uso del típico estilo de canto responsorial africano entre un solista y el coro, la evidencia del uso ritual, especialmente el funerario, y el léxico de estos cantos son características que ponen de relieve la importancia de la tradición africana en la consolidación de la música afrocaribeña del litoral.A continuación se presenta un listado de ritmos folclóricos y populares que se han dado en la Región Caribe Colombiana. Como se puede apreciar, algunos ritmos son totalmente autóctonos; otros son variaciones de los patrones rítmicos originales; un tercer grupo son ritmos adaptados, y hay un buen grupo de propuestas rítmicas. En su conjunto, todos merecen de nuestra investigación para evaluarlos y valorarlos en toda su dimensión rítmica, melódica, armónica y literaria, y, por qué no, para recrearlos, enriquecerlos y proyectarlos internacionalmente.



Fuentes: Aulaactual.com, Colombiaaprende.edu.co

22 septiembre 2010

Vuelven “Poncho” y Emilianito. Los Hermanos Zuleta



Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan:

“Porque cuando escucho mi triste acordeón
quisiera reírme y quisiera llorar
porque cuando escucho a mi hermano cantar
quisiera una copa llena de licor
quisiera un momento olvidar el dolor
que pasen las penas y sentirme feliz
al lado de mi hermano
con quien he batallado

para poder vivir” (bis).

A las edades de 13 y 17 años, los hermanos Emiliano y “Poncho” Zuleta Díaz estaban seguros de que iban a crear un conjunto vallenato, pero su mamá Carmen Díaz y su papá el “Viejo Mile” no compartían semejante propuesta, porque para le época (años 1940 – 60) la música vallenata era considerada por la alta sociedad vallenata como pecaminosa y para los socios de los clubes sociales era insultante llevar hasta sus salones las melodías del merengue, el son la puya y el paseo.
Se afirman que se les debe a Rafael Escalona Martínez, “El Turco” y a Darío Pavajeau que inicialmente incursionaran con el acordeón de “Colacho” Mendoza a los aposentos de las familias ricas de Valledupar y luego se “tomaron” al Club Valledupar.

Sin embargo, la idea de los hermanos Emilianito y “Poncho” de grabar un disco no necesitó del aval de sus emblemáticos padres y se cristalizó unos años más tarde, cuando ambos estudiaban en Tunja. Para entonces ya Emilianito era un aventajado acordeonero y un principiante compositor. “Poncho”, 4 años menor que su hermano “Baro” como le decían a Emilianito, era un consumado cajero.

El primer disco lo grabaron en 1971: “Mis Preferidas” y luego vinieron “La Cita” (1972), “Mi Canto Sentimental” (1973), “Rio Crecido” (1974) y “Rio Seco”.
Además de hermanos, son compadres y se visitan casi todos los días. Emilianito acusa a “Poncho” de “pícaro”, aduciendo que siempre lo ha engañado; pero “Poncho” siempre ha hecho caso omiso a lo que él llama “las rabietas de mi compadre”.


Óigame compadre me va a perdoná
y en forma jocosa le voy a decir
porque usted aprendió a sumar
y no aprendió a dividir (bis)

Ese es el hermano que más quiero yo
pero to´a la vida me ha querido fregá (bis)
Coro
Nos criamos junticos hermanito del alma
a veces contento y por cualquier bobada rabioso también
entonces me busca o lo busco yo a él
Por qué?…porque la sangre llama.

Tienen cinco años de estar separados musicalmente. “Con mi compadre “Poncho” ya hablé, vamos a hacer un CD bien bonito en noviembre y lo trabajaremos un par de años, porque nos vamos a retirar por la puerta grande. La verdad es que ya está bueno; no es que estemos cansados, pero llevamos cincuenta años en la música, ya somos sesentones”, me confirmó Emilianito durante una entrevista.
Emilianito está tocando desde que tenía trece años de edad. Pero, quiere dedicarse ahora a su vida, tranquilizarse del ajetreo de la música, visitar a sus amigos y los sábados y domingos irse para su finca con sus hijos y su mujer.
A pesar de tener dos profesiones: Agrónomo de la Universidad Pedagógica de Tunja y Economista de la Universidad Tadeo Lozano, Emilianito se dedicó a la música. Cuando terminaba su carrera de Economista salió su disco “Mi Canto Sentimental” y los Zuleta se dispararon en ventas. Emilianito trabajaba en la Corporación de Turismo en Bogotá y le tocó renunciar del puesto y entrar de lleno al conjunto con su hermano.
“Ser músico es una esclavitud, porque uno no le dedica los fines de semana a su familia. A mi mamá (Carmen Díaz) la dejé de ver muchas veces porque estaba tocando, eso era una mortificación. Hemos decidido “Poncho” y yo dedicarnos a querernos todos los días. Seguro que haremos nuestras parrandas, pero serán de vez en cuando”, recalcó.
“Mi compadre “Poncho” fue a mi casa y me propuso que grabemos nuevamente y yo acepté, yo sé que me va a seguir engañando, pero cómo se hace, hermano es hermano”:
Emilianito, advierte que en esta nueva unión, contratará un Contador Público, para que vigile todas las transacciones que hagan de las presentaciones semanales: “Si mi compadre “Poncho” me engaña de nuevo le saco otra canción y contrato un profesor para que lo enseñe a dividir y restar”, concluyó EZD.



Por Aquilino Cotes Zuleta
Fuente: http://www.elpilon.com.co/

19 septiembre 2010

Grammy especial para Jorge Oñate: La Academia le otorgará Premio a la Excelencia Musical


El anuncio de los seis artistas que este año recibirán los Premios a la Excelencia Musical, otorgados por la Academia que otorga el Grammy Latino será el martes. Jorge Oñate es uno de ellos.


En la tradición vallenata, Jorge Oñate es la voz que le dio el protagonismo al cantante por encima del acordeonero en los conjuntos. A sus 44 años de carrera, en julio pasado, el cantor de clásicos como 'Nido de amor' recibió una llamada confidencial (hasta hoy) para anunciarle que recibiría un premio internacional a su trayectoria.

El mexicano Gabriel Abaroa -Presidente / CEO de la Academia Latina de la Grabación, que otorga el Grammy- le explicó el premio:

-Don Jorge -dijo Abaroa-: Cada año, el Consejo Directivo de la Academia se enorgullece en seleccionar a seis personas reconocidas por haber abierto brecha en el camino de la música. Este año, el Consejo decidió nombrarlo a usted con el Premio a la Excelencia Musical, que antes sólo ha recibido un colombiano: el maestro Rafael Escalona. Nos encantaría invitarlo a que lo acepte el 10 de noviembre, en Las Vegas.

Tras un breve silencio, Oñate contestó:

-Estoy presto a recibir lo que venga en bien de la música vallenata. Dios da las cosas a veces a su debido tiempo.
Oñate le habló a Abaroa de su disco más reciente, 'Te dedico mis triunfos', y de su canción 'La aplanadora', éxito actual en Colombia.

"Recibo esto con los brazos abiertos, con cariño y con vehemencia, pensando que todo lo que viene en bien de Jorge Oñate viene en bien de la música vallenata".

Y rompió en sollozos.

-Quiero transmitirle algo, don Jorge, mientras se recupera -añadió Abaroa ante la emoción de Oñate-: Este es uno de los pocos premios que da un Consejo Directivo que se sienta, evalúa y discute durante tres días. Me da mucho orgullo comunicárselo. Si esto le está tocando las fibras, me da gusto, porque me dice que se hace un buen trabajo al dárselo. Hay gente que al reconocerla viste (enaltece) a la Academia, y creo que este es uno de esos casos.

-Gracias... -continuó Oñate aún sin contenerse-. No sé cómo voy a dormir. Siempre le pedí a Dios que me dé su espada para ganar un día el Grammy y me ha dado algo más especial.

-Don Jorge, este es más especial, es mejor que un Grammy- recalcó Abaroa.

-Conmigo tendrá una buena representación. Sé darle valor a lo que se me entrega -dijo el cantante vallenato, y aprovechó para pedirle espacio en la ceremonia de entrega de los Premios Grammy Latinos, para cantar algo de Escalona o de Leandro Díaz.

La llamada, a la que EL TIEMPO fue invitado como testigo del momento en que el artista recibiera la noticia, terminó con un recordatorio de su confidencialidad.
Un mes y medio después, Oñate y su acordeonero, Christian Camilo Peña, recibieron otra noticia del Grammy: fueron nominados en la categoría de cumbia/vallenato.

Así, sin importar quién gane entre Diomedes Díaz, Ómar Geles, El Binomio de Oro, Poncho Zuleta y el mismo Oñate, el 'Jilguero de América' volverá de Las Vegas con su propio trofeo o, quizás con dos, si además gana en la categoría vallenata.

La lista oficial de artistas que también recibirán el Premio a la Excelencia Musical se conocerá el martes.

Pablo López recuerda los comienzos de Oñate

El cajero Pablo López, una leyenda de la percusión en el vallenato, dice que conoció a Jorge Oñate desde que nació, en La Paz (César) de donde ambos son oriundos.
"De niño fue travieso, temperamental -recuerda López-. A medida que fue creciendo se inclinó por la mísca y con mi hermano menor 'El Debe' López, le sacaban el acordeón a mi papá, escondido, y se iban a cantar y tocar a los corregimientos vecinos, a parrandear con gente de su edad. Desde entonces yo sabía que Oñate había nacido para cantar".

Las grabaciones comenzaron para Oñate cuando un primo suyo, Alfonso Fernández, que era compositor, quiso grabar un CD, sin ánimo más que de guardar sus canciones para mostrarlas a los amigos y lo buscó a él y a Pablo López para que lo acompañaran.

Ya en 1969, Pablo, que ya tenía el contacto con la CBS (ahora Sony), recomendó a su hermano, el acordeonero Miguel López para una grabación. Con Miguel cantaba Jorge Oñate, los dos solían presentarse juntos en parrandas de su tierra natal.

"Hicimos una prueba, con la gente de CBS en mi apartamento -recuerda López-. Vino Jorge, vino Miguel, estuvimos tocando de las 2 a las 6 para esa gente a la que teníamos que probarle que estábamos en condiciones de grabar. Oñate me decía: "Oye, esta gente ni conversa entre ellos. Yo creo que aquí no va a haber nada". Pero fue después de cantar la canción El siniestro de Ovejas, que Santander Díaz los citó para grabar a las 9 a.m. Del día siguiente.

"Fuimos a la Suramericana de Grabación -agrega López-. Había un estudio con cuatro micrófonos y se grababa con el conjunto entero. Yo tenía amigos de la universidad que tocaban conmigo en parrandas en Bogotá, así que los llamé. Casualmente estaba Poncho Zuleta y lo llevamos como guacharaquero. Poncho López, otro hermano mío, tocó la tumbadora . Así se grabó el primer disco, titulado 'Lo último en vallenato', de Los Hermanos López con Jorge Oñate como cantante".

Con Los Hermanos López, Oñate comenzó como cantante en serio. Fueron durante años la competencia vallenata de Los Corraleros de Majagual en las casetas de los pueblos. Y cuando los López quisieron apoyar la aspiración de Miguel López de ser rey vallenato, en 1972, era impensable que en la competencia cantara alguien diferente del acordeonero. "Pero yo leí los estatutos, decían que cualquiera del conjunto podia cantar. Así que pusimos a cantar a Jorge Oñate".
Así, Miguel López pasó a la historia como "El rey mudo", porque fue el primero de los reyes vallenatos que no cantó en la competencia. Y Oñate entonces empezó a darle protagonismo al cantante vallenato, hasta el punto que en los discos, empezó a figurar por encima del acordeonero.

Una leyenda que busca competir con los cantantes jóvenes

Alfonso 'Ponchito' Castro es primo segundo y ex manager de Jorge Oñate. Sobre el Ruiseñor del Cesar, Castro destaca cómo su voz partió en dos esa tradición vallenata en la que para todo reinaba el acordeonero. "Antes de Jorge, el acordeonero cantaba y era la figura principal, ahí fue cuando se impuso el cantante".

Castro resalta también la sensibilidad social de Oñate y la faceta política, ya que el cantante ha sido representante a la Cámara, diputado del César y Concejal de La Paz, su patria chica.

"En el vallenato lo conocen como un hombre guerrero, enamorado del arte. A pesar de que tiene 61 años todavía compite con los pelados. La gente sabe que cuando saca un CD va a guerrear, que le gusta promocionar y es de los pocos artistas vallenatos de esa edad a los que les gusta salir a promocionar. Siempre está preocupado por ver lo que está sonando y meterse en el cuento. Ahora, fíjese, La aplanadora ha llegado a público de todas las edades".

A pesar del relevo generacional, dice Castro que Oñate es de los que se llena de orgullo al saber que la mayoría de los cantantes jóvenes, cuando quieren grabar algún clásico, acuden la mayoría de las veces al repertorio grabado por el artista.

A lo largo de su carrera, ha alternado con los varios reyes valleanatos -Castro afirma que es el cantante que ha tenido en su conjunto a más cantidad de reyes-: Miguel López, Álvaro López, El Cocha Molina y Christian Camilo Peña, además de Colacho Mendoza y 'El Chiche' Martínez.

"Se dice que la suya es la voz más educada que hay en el vallenato, desde siempre fue muy afinado, su vocalización es perfecta".


Liliana Martínez Polo
@vallenatoSClub
Fuente:http://www.eltiempo.com/

06 septiembre 2010

Novedades y Descargas. La persona de mi vida, Iván Villazón

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¡A Lorenzo Morales nunca le cayó la Gota Fría!

Una aproximación periodística a la vida y obra de Lorenzo Morales desde la perspectiva de tres paseos vallenatos: “La Gota Fría”, de Emiliano Zuleta; “Buscando a Morales” de Rafael Escalona y “La Muerte de Moralito” de Leandro Díaz



La Gota Fría (Emiliano Zuleta)

En Urumita, Guajira, sólo falta que le levanten un monumento a Lorenzo Morales por perdedor, por cobarde, por miedoso, por “gallina”. 60 años después de que en este pueblo se presenciara el acontecimiento más importante para su historia, la piqueria entre Emiliano Zuleta y Lorenzo Morales, todavía las mujeres con su alharaca aseguran que Moralito se fue de mañanita y que dejó un duelo en tablas. Hoy, cuando camino por las calles urumiteras, estoy convencida que ésta es la única piqueria vallenata donde el perdedor sale tan bien librado, que medio siglo después todavía se le recuerda con bullicio y sin afán alguno.

Cuando mi gran amigo epistolar, Alberto Salcedo Ramos, escribió el “Testamento del Viejo Mile” estaba seguro que la historia de Lorenzo Morales sería, cuando se escribiera, el relato de un perdedor, de una sombra. Y estaba seguro porque durante algunos de los encuentros que tuvo con el Viejo Mile, ahí estaba Moralito escoltando a su compadre, mudo, atento, esperando quizás que algún periodista extraviado con ansias de noticia viniera a entrevistarlo. Sí. Es que para todos era claro que a quien habían invitado era a Zuleta y no a Morales y que Morales estaba ahí porque Zuleta, en sus últimos tiempos, siempre “cargó con él”. Por esta razón Salcedo Ramos termina el Testamento diciendo: “Zuleta carga con su compadre adondequiera que lo invitan a dar un concierto porque estima apenas justo dejarlo participar de las ganancias que ayudó a forjar. Sabe que sin él, su canto habría quedado inconcluso...”

La Gota Fría es un paseo célebre por dos razones esenciales: La primera porque es un insuperable embuste, no cabe duda, y la segunda porque está tan bien hecho el relato que da cuenta al mundo de dónde queda la Provincia con su “negro yumeca” y con su “no quisiste hacer parada”, tipifica la figura y la idiosincrasia del juglar.

¿Por qué la Gota Fría no deja de ser una calumnia? Salcedo dice que fue la natural arrogancia de Emiliano –que los urumiteros muy bien se encargaron de abonar– lo que lo llevó a sentirse acorralado por la nota melodiosa de Morales, y entonces con la dignidad herida realizó lo que mejor sabía hacer: la narración versificada de una contienda que tiene más de imaginario que de realidad. Así fue como se erigió cual ganador indiscutible de un duelo musical que nunca se llevó a cabo. Por ello quien escuche la Gota Fría queda informado de la supuesta huida cobarde de un juglar.

Sin embargo, es menester contar lo que La Gota Fría omite para establecer que no hubo tal huida, ni tal cobardía, incluso es menester contar que Morales, aquella noche mientras Emiliano dormía, desplegó, generosamente para los urumiteros que parrandeaban desde temprano, las notas de su acordeón.

Aún más, pocos conocen la gran admiración de Morales por el toque de Chico Bolaño, quien desde épocas atrás era el acordeonero más reconocido, lo cual nos permite inferir que la ejecución de Morales encontró durante mucho tiempo sostén en la creatividad del molinero y deducir que su despliegue melódico, reconocido por los más rancios parranderos, recibiera la influencia de aquel.

Lorenzo Morales es el único heredero de la nota de Bolaño, distinto a su dinastía, que escuchó y emuló la nota de Chico hasta hace unos años cuando el mal de tembladera le robó la agilidad a su manos. “Ese Bolaño era un señor músico, muy músico, yo lo reconozco como acordeonero especial, un tipo molinero, del Molino, más arriba de Villanueva. Él fue uno de los principales acordeoneros, maestro por aquí, a mí me gusto mucho la melodía del él”, comenta Morales.

En segunda instancia, y al mencionar a los negros yumecas, Zuleta le apuesta a un tipo de narración satírica, ubicándolo como un desarraigado más de la Zona Bananera, pero con ello no consiguió minimizar su condición de acordeonero. Al contrario, paradójicamente lo regresa a sus cardonales. Dos fragmentos relevantes de La Gota Fría:

Lo segundo narrado por La Gota Fría que tipifica la idiosincrasia juglaresca, es eso de hacer parada, no es parranda, óigase y dígase bien, es PA-RA-DA, los músicos, nuestros juglares, tenían la necesaria costumbre de parar, de parar en los pueblos a esperar que el acordeonero que “jugaba” de local, se diera cuenta de su llegada y al fin decidiera pararse con él...

La Gota Fría se convierte, entonces, en un abanico de tristezas y soledades, de bonanzas y lujos, de historias, de historia patria y de historia macondiana. La Gota Fría eterniza el estilo de los paseos juglarescos, con los cuales reveló el alma de los pueblos.



Reproductor de videos periodisticos referentes a la cancion "La Gota Fria" y varias versiones de la misma



Buscando a Morales (Rafael Escalona)

Hace 62 años un jovencito de la estirpe del coronel Clemente Escalona conoció la magnitud de la trashumancia juglaresca, al no encontrar en su casa al acordeonero insignia de la tierra de los cardonales. En aquel entonces, 1945, Rafael Escalona y su compadre Miguel Canales se recorrieron Guacoche desde la plaza hasta el río, en busca de noticias de Lorenzo Morales. Algunos lugareños le dijeron que estaba en Badillo otros que en Patillal. Las mujeres del pueblo le recomendaron que si no lo encontraban en Valencia se fueran para Caracolí. Pero Rafael siguió su camino para “La montaña”, la finca de su compadre Miguel, y por esa vez, sólo por esa vez, se quedó sin escuchar el toque de Lorenzo Miguel. Días más tarde escribió unos versos, que llegaron hasta Morales, en donde le decía que había pasado por su casa y que la había encontrado sola, que había empujado la puerta y que la puerta estaba trancá... y Morales se convirtió en un canto de Rafael cuando este sin garabatear escribió: “porque Moralito es una enfermedad / que está en todas partes y en ninguna está, / porque Moralito es una fiebre mala / que llega a los pueblos y en ninguno para”. Sin duda alguna, Lorenzo llenaba de requisitos con su nota a un joven aprendiz de compositor de escasos 17 años, el gran Rafa, que seguramente llegó a Guacoche para que Lorenzo acompañara con su acordeón sus cantos y no para que los cantos acompañaran el acordeón. El tiempo inexorable invertiría los lugares y ahora, Escalona encuentra a Lorenzo cada vez que se le antoje y Lorenzo, sólo atina a decir, “el viene por aquí de vez en cuando”

Escalona, aclaro, fue el que le contó a Marina Quintero, maestra de la Universidad de Antioquia, que esa tarde llegaron a Guacoche Miguel Canales y él buscando a Lorenzo porque querían parrandear. Y que no lo encontraron y que le preguntaron a medio pueblo y que siguieron su camino para “La Montaña”. Todo eso se lo dijo el maestro Escalona a Marina cuando ella le preguntó por su canción “Buscando a Morales”. Pues bien, para su comadre Consuelo Araujonoguera, Rafa si fue a Guacoche, pero no con Miguel Canales sino con Hernandito Molina. En efecto, así lo relata Consuelo en su libro “Rafael Escalona el Hombre y el Mito”: “en 1945 se realizó en Valledupar el bautizo del nieto de Rosa García, cuyo padrino era el doctor Ciro Pupo Martínez. Y a la casa de Rosa fueron a parar los grandes, medianos y pequeños parranderos atraídos por la fama del acordeonero encargado de amenizar las fiestas, que lo era Lorenzo Morales. El convite se prolongó tres noches y dos días y los comentarios siguieron durante toda la semana siguiente. Pero hubo dos de los contertulios que inexplicablemente se quedaron por fuera: Rafael Escalona y Hernandito Molina”.

Consuelo dice que cuando los dos parranderos se enteraron de las maravillas del acordeón de Morales, decidieron ir a buscarlo a Guacoche, “así que ellos también armaron viaje esa tarde; y por la noche, después de mil peripecias encima de una mula vieja y de un macho tuerto, llegaron a Guacoche con una borrachera de cinco pisos...” y que después al no encontrarlo, regresaron al Valle y el 6 de enero en la casa de Oscarito Pupo, Escalona cantó “Buscando a Moralito”

De esto don Hernando Molina no recuerda nada. No recuerda a Lorenzo, ni su toque, ni su acordeón. No recuerda a Guacoche y no sé qué tanto se acuerde de Rafa. En cambio, Lorenzo si recuerda a pesar de ser mayor que don Hernando. Morales me dice que Escalona fue a buscarlo, que lo importante no fue con quién, sino que fue a buscarlo y que lo más importante fue que no lo encontró, “eso no es mentira, yo en ninguna parte estaba. Él era un tipo parrandero de aquí de Valledupar, me buscaba en la Paz, me buscaba en San Diego, me buscaba en Valencia... y yo estaba de parranda en Manuare o por el Plan, por muchas partes de esas, eran los lugares donde uno se codeaba con los amigos, nosotros éramos amigos y por eso él sentía la ausencia mía, como sabía que yo siempre tenía mucha música inédita”. Bueno, hoy pienso que si lo hubieras encontrando, querido maestro Rafael Escalona, no habrías comprobado aquello de la trashumancia, de la vagabundería, de los juglares.


La Muerte de Moralito (Leandro Díaz)


"La muerte de Moralito" Interpretada por los Playoneros del Cesar

A los 93 años el pasado para Lorenzo no tiene fechas, ni horas ni días. No. En el pasado de Morales hay tres asuntos contundentes y repetitivos: La Zona Bananera, Codazzi y Carmen Bracho. No más. La Zona representa los tiempos de gloria, de acordeones bonitos, de zapatos lujosos, de un buen trago. En Carmen Bracho están todas las mujeres que él amó y en Codazzi esta su vida campesina.

Morales dijo que se había internado en la Sierra decepcionado de la música, un par de años después de que Zuleta escribiera la Gota Fría. Estaba decidido a morir sembrando maíz y ordeñando vacas. Ahí nacieron muchos de sus hijos, y la música y las corredurías quedaron subordinadas a esta lejanía. Tanto así, que Leandro Díaz compusiera para él, el tercer paseo que considero emblemático por cuanto describe la angustia por una muerte no anunciada.

La importancia del paseo de Leandro se concentra en dos puntos claves: La razón por la cual Leandro Díaz reclama la presencia de Morales y la segunda lo que Leandro espera alcanzar mediante su clamor.

“La Muerte de Moralito” es un monumento a la composición y ¿por qué no decirlo?, una protesta. Leandro reclama la presencia de Morales sin que entre los dos exista un vinculo de amistad o de cofradía. Lo hace, porque le parecía sospechoso que a sus coterráneos, a los provincianos, a quienes parrandeaban con él, no se hubieran preguntado por la no presencia del acordeonero más famoso. Leandro divide, entonces, la vida de Lorenzo en tres tiempos: El tiempo de la gloria cuando su andar silencioso por la región se volvía todo un acontecimiento, el tiempo de la ausencia cuando decidió no defenderse más de los satíricos versos de su compadre y se internó en una finquita de la Sierra y se volvió agricultor y el tiempo de la sombra, tiempo en el que caminó por las huellas de Zuleta.

Mientras escribo esto, recuerdo que un tanto angustiada le comenté a mi amigo Álvaro Becerra del olvido en el cual vive Lorenzo actualmente, y como si tuviera la respuesta pensada desde mucho tiempo atrás, dijo sin agregar más nada: “¡el Coronel no tiene quién le escriba!”. No siendo más, busqué a Beto Murgas, y con la misma angustia con la que le hablé a Álvaro Becerra del olvido a Lorenzo, le hablé a Beto, y entonces con la seriedad que el asunto amerita, me dijo, que el coronel si tiene quien le escriba, desde enero de 2007, señores, Lorenzo Morales fue declarado por Sayco, Gloria Del Folclor Nacional.


Apartes de la Ponencia sobre Lorenzo Morales presentada en el XXIV Foro Nacional sobre el Folclor Vallenato en la ciudad de Valledupar – Cesar
Esta Ponencia se realizó con el apoyo del Centro de Investigaciones de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia


Fuente: http://www.elmundo.com/

05 septiembre 2010

El ‘rey’ sin corona de la composición vallenata: Víctor Camarillo ‘Camara’




El 18 de septiembre de 1926, el barrio Cañaguate vio nacer a
Víctor Mauricio Camarillo Ochoa, en el hogar conformado por Martina Camarillo y Pedro Ochoa, a quien Dios dotó de inteligencia y sabiduría para componer canciones que han enriquecido el folclor vallenato, porque le ha compuesto a la vida, al amor, a la naturaleza, a las cosas sobrenaturales, a las mujeres, a nuestras leyendas y hasta a los políticos.
‘Camarillo’ o ‘Cámara’, como es conocido este juglar de la música vallenata, no tuvo la dicha de conocer a su padre, quien murió cuando él apenas tenía tres años, pero por fortuna contó con el apoyo de su tío Urbano Camarillo, quien lo impulsó a salir adelante y lo ayudó a formar como persona.
Cuenta Víctor Camarillo que aprendió a leer y a escribir por su propia cuenta y a los 22 años de edad, comenzó a tocar el acordeón y la guacharaca, arte que perfecciono con la ayuda de los grandes músicos de la región, entre ellos su primo hermano Calixto Ochoa Campo y su gran amigo ‘Colacho’ Mendoza.

“El Cristo de Colombia”
Dio sus primeros pasos como compositor en el año 1948, cuando compuso su primera canción un son-lamento titulado ‘El Cristo de Colombia’ dedicada al caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, tras su asesinato en Bogotá.
Recuerda ‘Camara’ que la canción que lo dio a conocer como compositor en todo el Magdalena Grande, fue la dedicada a Pedro Castro Monsalvo, titulada ‘Los tres fallecidos’.
Tema que le grabó ‘Colacho’ Mendoza y Pedro García, por primera vez y luego fue grabada por Poncho Zuleta en una producción privada.
Tres de marzo en un trágico accidente/
En la ‘Ye’ de Ciénaga falleció un vallenato/
Y se oía el cometario de la gente/
Lamentando con dolor la muerte de Pedro Castro/.
Pero sin duda la composición que le ha dado mayor reconocimiento a Víctor Camarillo Ochoa, es la dedicada a la ‘Leyenda Vallenata’, canción que presento en el concurso de la canción inédita y no fue tenida en cuenta por los jurados.
En una llanura linda de un valle muy rico lo que sucedió/
Una gente bien armada de tierras lejanas la nuestra querían/
Fue entonces cuando los indios al escuchar un grito que un jefe lanzó/
Y por medio de emboscada y flecha envenenada ellos la defendían.
Los españoles avanzaban y los indios tupes le retrocedían/
Hasta el monte sicarare donde se encontraba el cacique Upar/
Y un manantial que sus aguas por envenenadas todos se morían/
El capitán de la guardia se hizo de rodillas y se puso a exclamar/
Y la virgen se les apareció reviviendo a los envenenados/
Y el caique herido se entregó, así fue que se realizó el milagro.
Un relato cantado con el que el compositor cañaguatero hizo un aporte a la historia de Valledupar al plasmar en la canción ‘Leyenda Vallenata’, el milagro de la virgen, donde narra todos los pormenores del enfrentamiento entre indios, negros, españoles y la aparición de la ‘Guaricha’, lo que hoy enmarca una de las más grandes leyendas del valle del Cacique Upar.
Además de esta obra musical, ‘Camarillo’ presentó otras composiciones en el festival vallenato, pero nunca alcanzó la corona de la canción inédita, por eso hoy es el rey sin corona de la composición vallenata.

Un libro y un CD
Quizás por los achaques de la edad, ‘Camarillo’ ya poco compone, pero se trazó una meta de publicar un libro y un CD con su vida y obra musical para dejársela de regalo a sus amigos y a todos los amantes del folclor vallenato.
El proyecto que viene adelantando en compañía de un sobrino, iba a ser lanzado este 18 de septiembre, pero la falta de apoyo de las entidades gubernamentales encargadas de manejar la cultura en Valledupar y el departamento, tiene el trabajo paralizado.
“Pensábamos lanzar el libro el 18 de septiembre día de mi cumpleaños, pero no se pudo por falta de apoyo”, dijo el juglar.
A pesar de que los ladrones lo han dejado a pie en varias oportunidades porque le han robado varias veces su bicicleta, es usual ver a Víctor Camarillo, recorrer las calles de Valledupar cantando y chiflando montado en su compañera permanente, -la bicicleta- que lo acompaña para todas partes, sobre todo a hacer el recorrido diario por el barrio Cañaguate, donde nació y donde dice que espera morir.

Participaciones en el festival
A pesar de que sus canciones nunca fueron tenidas en cuenta por los jurados del concurso de la canción inédita, Víctor Camarillo Ochoa, se presentó en varias oportunidades al Festival Vallenato y también prestó sus servicios como jurado, sin ningún rencor o revanchismo, porque es consciente de que sus canciones han contribuido a engrandecer el folclor.
Su primera participación en el concurso de la Canción Inédita del festival vallenato, fue en el año de 1969 con la canción ‘Leyenda Vallenata’ eliminada en la primera ronda, luego se presentó en 1970 con la puya ‘La Contienda’, en el 71 con el son ‘Lo que fue un vallenato’ y en 1972 lo hizo con el tema ‘El Fiel Amigo’, donde ocupó el tercer puesto, entre 21 participantes, posteriormente volvió a presentar otra canción inédita pero hubo un malentendido y desde entonces no ha vuelto a participar.
Por sus conocimientos de la música vallenata como acordeonero, guacharaquero y compositor, ‘Camarillo’ fue designado en varias oportunidades como jurado en la categoría semi-profesional, infantil, aficionado, profesional y piquería. En los años ochenta tuvo la dignidad de pertenecer a la Junta Organizadora del Festival Vallenato.

Otras composiciones
26 canciones grabadas y más de 100 inéditas hacen parte de la historia musical de Víctor Camarillo Ochoa, muchas de ellas grabadas por reconocidos cantantes que le dieron la fama y el reconocimiento que tiene en el ámbito musical.
Entre sus canciones reconocidas están ‘El fiel amigo’, grabada por Emilio Oviedo y Rafael Orozco; ‘Ven’ llevada al acetato primero por su gran amigo Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, después por Elías Rosado y ahora último por Fabián Corrales; ‘Hechicera’ grabada por ‘Colacho Mendoza’ e Isaac Carrillo, entre otras tantas.
También le han grabado Ovidio Granados, y “Poncho Zuleta” para una edición privada encargada por entidad financiera.
Muchas de sus canciones fueron dadas a conocer en una producción musical donde el mismo ‘Camarillo’ toca el acordeón o canta. Uno de los temas incluidos en ese trabajo es el son-lamento titulado ‘El Cristo de Colombia’ dedicada a Jorge Eliécer Gaitán.
Nació en Colombia, aquel gran hombre/
El gran caudillo, un liberal/
Fue penalista, tuvo renombre/
Noble y sencillo, era Gaitán/
Fue inteligente, muy decidido/
Por su talento, al pueblo alertó/
Como eminente, fue decisivo/
Pero la muerte, no los quitó/

Camarillo y las tradiciones vallenatas
Como buen cañaguatero, en su juventud Víctor Camarillo, parrandeó en la cantina de Petra Arias, al lado de sus amigos ‘Colacho’ Mendoza, Rafael Escalona, Isaac Carrillo, Ovidio Granados y el famoso Wilson Márquez. Además cuenta que no se perdía ningún fundingue, ni fiesta religiosa que se realizaba en el viejo Valledupar.
El haberse gozado y zapateado todas estas fiestas, lo convierten hoy por hoy en el heredero de grandes tradiciones que hacen parte de la cultura y religiosidad vallenata, como la velación de San Pedro y San Pablo; es uno de los miembros más antiguos de la Hermandad de Jesús Nazareno de Valledupar; negro y capuchino en la fiesta de la Virgen del Rosario.
Actualmente es presidente de la Danza de los Negros en la fiesta del Corpus Cristi, que hace parte de la tradición familiar que le dejaron sus abuelos y padres.
Como ya las fuerzas no le dan, ‘Cámara’ recuerda con nostalgia la jocosidad y picardía que le imprimía a las jornadas de carnaval y pre-carnaval que se gozaban en el Valle, donde se hizo famoso por imitar al reconocido humorista mexicano Mario Moreno ‘Cantinflas’, por lo que se ganó el remoquete del ‘Cantinflas’ vallenato.


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